Adoro languidecer en tu sombra,
extenderme en el nocturno solar
que me ofrece tu aliento
y encontrar el despegue inmarcesible de mi lengua…
Inaugurar el crepúsculo de tus sueños
en las huellas del impulso arrebatado…
Inhalar el halo de misterio,
que pregonan las vertientes del alma
a través de los predios insondables de tus ojos…
Desprenderme del tiempo
y alcanzar los íconos transitorios
de este cósmico asueto que amarra al viento
el gemido ondulado de mis aguas…
Reclinarme en la ráfaga orlada de arcilla,
que preña de Luz mi silencio
y conspira la estrategia de crecer a tu lado,
instigador atento e instintivo
del entramado de acertijos que me inyectan
los poros de un universo azulado…