Fermín Medina

Oda a una mujer bella e ideal.

  Prorrumpía mi corazón:

  \"la mujer que buscas llegó,

  tu esperanza la atrajo\".

 

 Mis ojos quedaron anegados

con la tenue brisa de tu mirada.

  me fijé en tus ojos tan abondos

 de liviandad en una pailada.

 

    Vi tu piel llena de flores

   de muchos colores ralos,

   nada fútiles; eran tan

     alegres como ópalos.

   

  Me enredé con tus cabellos de lis

 que colgaban en tu cuello plácido,

      ahí quedé yo sucumbido

 también entre puras amarilis.

 

Derramas por dentro una esencia

   que me dice que no eres tirana.

   así puedo vivir en la jácena

 de tu afable corazón, sin prudencia.