Mi fe se acrecienta cuando diviso
En la verde montaña la alegría
Que destella esplendor de poesía
Y llena de furor a quien sumiso
Atiende los caprichos del feroz
Tirano que envilece y martiriza
Al pueblo soberano que agoniza
De miseria extrema, sin que su voz
De víctima pueda al mundo clamar
Para que la metralla del tirano
No continúe su festín de muerte.
Jamás la fe cívica ha de borrar
De su alma libertaria el villano
Asesino del estudiante inerte.