Si está nublada
la mañana,
cuando me despido
con un beso
en tu mejilla
acaramelada,
puedo sentir
que de tu alma
me envías
ondas positivas,
que transmites
a mi espíritu
fuerzas o energías
renovadas...
Puedo escuchar
tus pensamientos
que me desean
una buena jornada.
Y cuando la madrugada
está soleada,
no puedo otra cosa
que decir
que es un hermoso día,
pues hay dos soles
en mi vida
¡vos sos el que más brilla!
Adolfo César (NAZARENO)