Me clavo a la pulpa de tu energía;
al iris caleidoscópico y boreal
que hace girar mi sueño…
Mi Poesía,
llena del misterio de tus ojos
-riego undoso-,
bebe el veneno
de tu claridad relampagueante…
De mi intimidad,
tu silencio es galante presidio
y recluida en el pliego indómito
de tu lozanía me desarmo…
Soy fragilidad ascendida
por las persianas de tu alma
y contraigo vínculo con tu Noche,
vestida de diosa blanca…
Tu sed auténtica me mata;
viola el instante de mis esbozos
y cada vez que me respiras renazco…
El abanico musical de tu aliento
engarza su partitura a las líneas de mi mano
y desinstala el olvido,
enredándome en ese siempre
que viene en tu nombre grabado…