RICARDO ALVAREZ

AQUÍ LAS ROSAS- TU NOMBRE HONDUREÑA

Aquí las rosas incrustadas en mi pecho 

soplan brisas de pétalos y cañaverales. 

Allí el plantío de pétalos en tus manos 

y la conquista del agua de mis estuarios. 

 

Aquí las redes urdidas en mis brazos 

con hebras de corales y alerces inquietantes. 

Allí está el amor en su hora sembrado grano a grano 

propalando fuentes de oro en los veranos. 

 

Ay amor, eres una beso de barro oscuro 

acrecentado hasta los cerros con arrullos de caricias, 

oliendo a frutos desnudos exhalando suspiros. 

El vaso silente de una copa cristalina que cata el vino puro 

exprimido de la uva de profundos minerales 

tan sutil como tus parpados de vuelos ancestrales. 

 

En nada se parecen tus alas de trabajo 

a los vitrinas de ornatos cuando te deshojas desde el suelo 

donde tus pies desenfundan alpargatas laboriosas, 

hasta las caderas despechan sus enaguas plateadas 

y tu piel luce como el astro irrumpiendo en la alborada.

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TU NOMBRE HONDUREÑA

 

 

Noche de calladas estrellas,

mitad de luna soñolienta,

nocturnos pies apoyados

en la arena/

Huella de gaviota azulada,

pareces cultivo de colores

en tus pómulos brillantes/

 

Es en ti, dulce remolino,

cascada en salto descalza.

Tempestad de melaza

donde iluminan las orquídeas

espeso paisaje de rocas,

atolladero de muelles sibilantes

traes barcas de marea,

árboles de ramas caucas curvados

de hojas metálicas con

sonido a sudados campanarios

 cuando la brisa roza el errante crepúsculo

girando sobre el revuelo del aire

aposenta sus alas en tu cabellera/

 

La potestad de la playa te nombra

bajo la ancha fronda de la palmera y

un cielo de rumor suave pregunta tu nombre hondureña/

 

¿En qué planeta de badanas

se forja la lenidad de tu alma

que pareces espiga dorada

florecida en la recostada y tórrida sombra?

 

¡Ah, si pudiera presagiar destino de tu paradero

que lleva la longitud de tu paso abriendo brechas!