UN SUEÑO DE AMOR (CAPÍTULO VII)
(En la era la otra casa, montones de paja, hierba seca y hojas de castaño, carro y arado)
DON ROS:
¡Oh! ¡Mi lecho preferido!
SOFÍA: ¿Qué dices?
DON ROS:
Calla, calla, ven y verás.
SOFÍA:
¿A dónde me llevas querido?
por qué estás tan encendido?
DON ROS:
Más tarde ya lo sabrás.
NARRADOR;
Llegaron pues, a la paja
que sobrara del pajar,
DON ROS:
Le dijo a Sofía:
DON ROS:
¿Quieres conmigo jugar?
SOFÍA:
¿Sobre montones de pajas?
DON ROS :
Si…, calla, ven y verás.
NARRADOR:
Don Ros le cogió las manos
y ella se echó hacia atrás,
él le cogió la cintura,
doblándola para besar.
Y se pusieron derechos,
y él comenzó a quitar
el vestido se Sofía,
en la densa oscuridad.
Y palmo a palmo y muy suave,
calladita sin decir na
por lo que iba pasando,
sobre el calor de pajar.
SOFÍA:
¿Qué vas hacer ángel mío?
Si es una barbaridad,
que me pongas de este modo,
si yo no quiero pecar,
yo quiero antes casarnos
y después sí, ya se hará.
DON ROS:
¡Pero por Dios!...¡No callarás
SOFÍA:
¡Ay! Ros, yo tengo miedo…
¿Y después? ¿Qué va a pasar?
Tendré que dar cuenta a Dios
¡y qué dirá mi mamá!
DON ROS:
¡Oh! qué insistente clamor,
y qué gran barbaridad,
teniendo tanta libertad
y la plena unión de amor.
¿Qué tiene tu corazón?
¡Si estás dentro de la ley
y del mandamiento de Dios!
Y es jubiloso creer,
y superior el amar
por ello pecar jamás
ante el pacto del amor;
así nos lo manda Dios
y es menester caminar
amándose en armonía,
en la pobreza y riqueza
hasta fenecer la vida,
gozaremos de la belleza
en esta bendita tierra,
colmada de maravillas.
No veis ¡oh! estrella mía,
como os brindo el corazón,
y totalmente mi vida
y mi alma por vos postrada,
sin hallar jamás mentira.
SOFÍA:
¡Amor de mi paraíso!
¡Amor de mis dulces noches!
¡Amor de mis cantos libres!
¡Lirio mío! ¡ Verde selva!
¡Oh! Amor huyó la noche!
DO ROS:
La tarde se ha desmayado,
y la noche es tuya y mía…
¿Jugamos en estas pajas?
¡Oh! Dulcísima Sofía!...
SOFÍA:
No vayas con tanta prisa,
yo también quiero jugar
pero de manera estricta…
Por aquí hay mucha gente,
Que a penas si ver, vigila.
Escondámonos aquí
en esta cueva perdida.
(En una gruta muy ancha ellos
comienzan la danza de la oscura noche)
DON ROS:
¡Oh! ¡Palomita mía!
Cierra por Dios bien los ojos
y escuchar melodías.
SOFÍA:
¡Oh, dulce amor mío!
Cuánto he deseado este día.
¡Que bonito es amar,
qué maravilla!
DON ROS:
¡Mi vida! ¡Mi cielo!
¡Crepúsculo eterno!
¡Si la vida es sueño!
¿Por qué no soñar?
Ahí vienen tres mil estrellas
y viene para estallar
sobre tu cueva divina
y gruta sin explorar.
No sientes gondolita mía
no sientes el inundar
las fosas de tu manzana;
quietecita no te muevas
ay, amor mío,
que me entierren vivo,
vaya… ya está…
¡Has visto querida mía!...
¡Qué delicioso es amar! ( no sigo más)