Juan Senda

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UN SUEÑO DE AMOR (CAPÍTULO VII)

 

(En la era la otra casa, montones de paja, hierba seca y hojas de castaño, carro y arado)

 

 

DON ROS:

¡Oh! ¡Mi lecho preferido!

 

SOFÍA: ¿Qué dices?

 

DON ROS:

Calla, calla, ven  y verás.

 

SOFÍA:

¿A dónde me llevas querido?

por qué estás tan encendido?

 

DON ROS:

Más tarde ya lo sabrás.

 

 

NARRADOR;

Llegaron pues, a la paja

que sobrara del pajar,

 

 

DON ROS:

Le dijo a Sofía:

 

DON ROS:

¿Quieres conmigo jugar?

 

SOFÍA:
¿Sobre montones de pajas?

 

DON ROS :

Si…, calla, ven y verás.

 

NARRADOR:

Don Ros le cogió las manos

y ella se echó hacia atrás,

él le cogió la cintura,

doblándola para besar.

Y se pusieron derechos,

y él comenzó a quitar

el vestido se Sofía,

en la densa oscuridad.

Y palmo a palmo y muy suave,

calladita sin decir na

por lo que iba pasando,

sobre el calor de pajar.

 

SOFÍA:

¿Qué vas hacer ángel mío?

Si es una barbaridad,

que me pongas de este modo,

si yo no quiero pecar,

yo quiero antes casarnos

y después sí, ya se hará.

 

 

DON ROS:

¡Pero por Dios!...¡No callarás

 

SOFÍA:

¡Ay! Ros, yo tengo miedo…

¿Y después? ¿Qué va a pasar?

Tendré que dar cuenta a Dios

¡y qué dirá mi mamá!

 

DON ROS:

¡Oh! qué insistente clamor,

y  qué gran barbaridad,

teniendo tanta libertad

y la plena unión de amor.

 

¿Qué tiene tu corazón?

¡Si estás dentro de la ley

y del mandamiento de Dios!

Y es jubiloso creer,

y superior el amar

por ello pecar jamás

ante el pacto del amor;

así nos lo manda Dios

y es menester caminar

amándose en armonía,

en la pobreza y riqueza

hasta fenecer la vida,

gozaremos de la belleza

en esta bendita tierra,

colmada de maravillas.

 

No veis ¡oh! estrella mía,

como os brindo el corazón,

y totalmente mi vida

y mi alma por vos postrada,

sin hallar jamás mentira. 

 

 

SOFÍA:

¡Amor de mi paraíso!

¡Amor de mis dulces noches!

¡Amor de mis cantos libres!

¡Lirio mío! ¡ Verde selva!

¡Oh! Amor huyó la noche!

 

DO ROS:

La tarde se ha desmayado,

y la noche es tuya y mía…

¿Jugamos en estas pajas?

¡Oh! Dulcísima Sofía!...

 

SOFÍA:

No vayas con tanta prisa,

yo también quiero jugar

pero de manera estricta…

Por aquí hay mucha gente,

Que a penas si ver, vigila.

Escondámonos aquí

en esta cueva perdida.

 

  

(En una gruta muy ancha  ellos

comienzan la danza de la oscura noche)

 

DON ROS:

¡Oh! ¡Palomita mía!

Cierra por Dios bien los ojos

y escuchar melodías.

 

SOFÍA:

¡Oh, dulce amor mío!

Cuánto he deseado este día.

¡Que bonito es amar,

qué  maravilla!

 

 

DON ROS:

¡Mi vida! ¡Mi cielo!

¡Crepúsculo eterno!

¡Si la vida es sueño!

¿Por qué no soñar?

 

Ahí vienen tres mil estrellas

y viene para estallar

sobre tu cueva divina

y gruta sin explorar.

 

No sientes gondolita mía

no sientes el inundar

las fosas de  tu manzana;

quietecita no te muevas

ay, amor mío,

que me entierren vivo,

vaya… ya está…

¡Has visto querida mía!...

¡Qué delicioso es amar! ( no sigo más)