La persecución de aquella meta, hacía tiempo nos troco en la fatiga andante. El viaje era terrible... y nuestro objetivo propuesto -el horizonte- parecía ser inalcanzable. Éramos dos, y uno de nosotros se resignó. El otro no quiso andar sin su camarada, y se tumbó a su lado en la arena... la meta ya no importaba. -El descanso de Hisaishi-
06/05/2013
Junior R. Velazquez L.