Lentamente se deslizan los crepúsculos,
lunas grandes, lunas sonrientes, casi lunas...
desaparecen en un horizonte salpicado de montañas,
sobre un cielo pintado de rojo,
decorado por etéreas nubes blancas.
Y en silencio se desliza el sueño
cubriendo con su velo decepciones,
mientras afuera las gotas de rocío
besan los pétalos dormidos
y otra vez la luna con su magia
se refleja en el espejo tímido del río.
Lentamente se deslizan los amaneceres,
precedidos por estrellas fulgurantes
que vencidas por el sol parten y mueren
y se desparraman impregnando el aire.
Lentamente se deslizan las mañanas,
mecidas por un viento suave
que arrastra el polvo y el calor en el silencio,
que se despereza cuando cree que no hay nadie.
Lentamente se desliza la lluvia
dejando huella en las hojas de los árboles,
mientras en el alma se lavan las angustias
que caen como lágrimas al charco...
y empañan la alegría de la tarde.
De una tarde que se desliza... sigilosa,
escondida detrás de las paredes,
jugando a camuflarse, simulando sombras,
que se pierden en los brazos
de una noche que expira para siempre.
Los pasos cansados y pesados
uno tras otro persiguiendo sueños,
retumban en el empedrado
con el eco de otros sueños que murieron
pero que viven aún en el recuerdo.
¿Puede la luz de las lámparas, entonces,
alumbrar con su luz amarillenta
al fantasma de aquellas ilusiones
que al apoyarse en la almohada caen muertas?
¿Puede acaso la luz de los relámpagos
iluminar el camino ya embarrado
y señalar con destellos zigzagueantes
esas rutas que el destino aún no ha trazado?
Y la noche se desliza entre las sábanas,
los cuerpos enredados, tibios, húmedos...
adormecidas sus pasiones y sus ansias,
mientras descansan indefensos y desnudos.
El tiempo se sucede inevitable,
con su paso certero y predecible...
deteriorando las ropas y la carne...
con el designio de un final incomprensible.
Y me pregunto, al fin, si los amores,
imitan a la luna en el crepúsculo...
sin son reflejo de esa imagen del espejo
que se mece suave acunada por el río...
Y hay un hueco que se agranda en el alma
ocupado por la melodía inconclusa
que escribió en un momento la partida
y mientras busco las notas que completen
ésta agotada y triste sinfonía,
las palabras justas que describan
lo que siento en alguna poesía...
el tiempo implacable se desliza
huyendo de la mano con la vida...