Una mirada tuya,
incandescencia,
de destellos de cegadora luz
en cada porción de mi pupila.
El roce de tu pelo,
cristalización,
de una lluvia de estrellas de oro
tornadas en virutas de seda.
La magia de tu piel,
vaporización,
al paso de tus pétalos de rosa
sobre las espinas de mi corazón.