No te puedo olvidar, tú siempre estás aquí,
Vives dentro de mí y mi pecho es tu altar;
Tú le diste razón a tan rudo destino,
Llenaste mi camino de cariño y pasión;
Contigo yo aprendí esa felicidad
De hacer realidad un loco frenesí;
Comprendí que los besos son aquella dulzura
Que inician con ternura sutiles embelesos;
Goce estando a tu lado, con tu entrega serena,
Esa experiencia plena de estar enamorado;
Y ahora que no estás, todavía te quiero,
Todavía te espero; dime, ¿regresarás?...