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Sofocando la tormenta

No es difícil promover lo que llamamos olvido
Basta ahogar la depresión en cócteles de vacío
Anestesiarse las ganas con sexo de alguien más
hasta el hastío
Negar a los ojos cada desatino
O arroparse en frases repletas de fastidio

 

Hay tantos modos de entronar la vanidad
De dotarla de apariencia de verdad

Y sin embargo

 

 

No es posible hallar paz negando el impulso vital que algunos llaman destino
No se puede aplacar al corazón sofocándole latidos
No hay sosiego en llenarse la cabeza de ruido

 

Más bien antes que luego, llegará la tormenta
Ese huracán que te graniza por dentro
Devastación del tiempo perdido
Así parezca fácil eso que buscas 
Olvido

 

José M. Amarilla 14/09/2014