Es el sentir del latido
de una soñada quimera,
susurros de primavera
del corazón bendecido.
Es fuego, si compartido
se difunde en un sopor.
Es leña, aroma, temblor,
sol de pétalos, tensiones,
gemas de luces, canciones
y hasta un soplo de rencor.
Es la humedad de la fiesta
de la mañana pariendo
y de una noche creciendo
en la piel de la floresta;
como en las olas, la cresta,
en intentos de fragor.
Es toda angustia, valor,
palabra tierna y concisa,
miradas, una sonrisa…
¿Quién no ha vivido el amor?