Viejo pueblo donde ronda la agonía,
sangre que corre roja de la vida, a destiempo,
a la aurora toma fuerza en buena hora, el nuevo día
y se apaga al mismo tiempo, la noche oscura y fría,
que se muere, a paso lento.
Y con igual paso lento, llega tenue la alegría,
aquella que nos dio la madre en un lamento
cuando nos vierte al mundo en parto intenso;
ennegrecida la cara, el naciente, sonreía.
Aunque pasa en un mal trance, un mal momento
cuando brota del misterio, renacida la luz blanca
llena de esperanza nuestro adentro.
Paso lento y respeto a la agonía.
Sangre roja que no corre y que corría.
¡Qué tormento!.
Llega tenue la alegría, que ha nacido en un momento.
Ismael Martínez García
Oviedo. Asturias