JOEL ALEJANDRO HERNANDEZ VELAZQUEZ

EL LAMENTO DE UNA DONCELLA

Las nubes rápido se encuentran,
Los robles del bosque rugen,
Una doncella se sienta
junto a la verde orilla.
Las olas rompen con furia;
ella suspira en la noche que oscurece,
y con los párpados anegados en llanto se lamenta:

Mi corazón está muerto en mi interior,
El mundo es un vacío;
El deseo me ha abandonado,
cada esperanza es destruida.
La plenitud de la dicha he saboreado,
He vivido, he amado;
tomado ahora este infante sagrado,
bajo vuestra tierna fantasía.

El vano es vuestro dolor,
En vano vuestras lágrimas caen;
pues los muertos en su lecho
nunca recuerdan sus sueños.
Aún si algo puede puede calmar vuestra pena,
vertir un dulce bálsamo en tus venas,
ahora que el amor con sus placeres no os condena,
Grita vuestro deseo, y consuelo hallarás en el silencio!

Aunque en vano sea mi dolor,
aunque en vano mis lágrimas caigan;
aunque los muertos de sus sueños
nada puedan recordar;
ningún bálsamo es dulce para el corazón abandonado,
cuando el amor y sus placeres no nos condenan;
sólo nos deja desdicha y un solitario tormento.