Un fuerte impulso me llevó a tus brazos
cobijarme quise en tu regazo,
besar tus bellos y titilantes ojos
moldearte, cual si fuera un escultor.
Tallar tu cuerpo,
darle forma a la pasión
fue el primer instinto
cuando sentí tu calor.
Sin temor te sostengo,
y como un niño travieso
juego sobre ti
con delicados movimientos.
Ya no hay limites...
Me dices que tengo libre albedrío,
serena tu piel, pero agitado tu aliento
me impulsas a seguir,
con lo que estoy construyendo.
Tu piel se estremece,
tu corazón se exalta,
y yo me apego de inmediato
a esa fantástica magia.
Tus caderas delirantes
se mueven como el viento,
y es inevitable no sentir
estremecimiento por dentro.
Se fusionan nuestras pieles,
se acrecientan las llamaradas,
los dedos se ponen tensos
al rozar nuestras espaldas.
Comienzo a descifrar
que el volcán hará estallido
cuando el libido se incrementa
y hace añicos nuestros sentidos.
Como un desequilibrado
pronuncio tu nombre y te digo,
que navegar por tu vientre
es lo más fantástico que he vivido.
Extasiado,
completamente saciados,
un besos profundo y húmedo
nos damos.
Con la certeza de que
ambos llegamos a la meta,
yo te digo sin temor...
¡Esta cópula, a sido perfecta!
Mónica.
Ruth Mónica Muñoz R.
08/07/2014