Fluye abajo, fría corriente, hacia el mar;
Tu tributo en olas será entregado:
Hacia tí, mis pasos ya no correrán,
Nunca más, eternamente.
Fluye, fluye suave por hierbas y campos,
creciendo de corriente a río:
Para tí, mis huellas ya nunca serán,
Ya no, eternamente.
Pero aquí suspiró tu viejo árbol,
Y aquí tiemblan sus trémulas hojas,
Al compás de las inquietas abejas.
Para siempre, eternamente.
Mil soles brillarán sobre tí,
Mil lunas se estremecerán,
Y por tus riberas, mis pies ya no andarán,
Ya no, eternamente.