Una linda viejecita
vestida de lindo traje
con unos celeste ojos
que miraban de reojo
al joven que le enseñaba
unas calugas gordas
que del bicep le colgaban,
unos brazos potentes
como toro de exposición
le explotaba el corazón
y eso que estaba sin lentes.
Mi lindo como lo hace
para tener esas calugas.
Será la leche de mamá
que con tanta paciencia le da
de la querida florencia
que cuidadosa ordeñaba,
véndiendolas como si nada.