Ya amanecido el día,
tornado color gaviota
quisiera dejar una nota
por el día que no me iría.
Escribiré unos versos
al amor ajeno,
el que está siempre sereno,
limpio, casto y terso.
No mencionar el mío,
cual color de fruta verde,
tan alta que nadie muerde
y un tono esperanza-hastío.
Hablar de aquel sentimiento
de aquella persona desconocida
que vi besar complacida
cuando caminaba hacia El Centro.
Charlar con aquel que tuvo
tantas aventuras con muchachas
y que una entre tantas le tiró escarchas
de un amor muy claro y puro.
Escribiré unos versos
al amor ajeno
que está siempre sereno,
limpio, casto y terso.
Contar un relato de ellos,
pareja de amigos, hombre y mujer,
estudiaron unidos encontrando el querer,
lazo que los une, los aprieta estrechos.
Hablando de todos no hablaremos del mío,
cual color de fruta verde,
tan lejana que nadie muerde,
de un tono esperanza-hastío.
Nombraremos mejor el del joven mozo
con mi sangre en sus venas, la misma sonrisa,
que pescó a una sirena nadando de prisa
y muy cerca del mar se convirtió en esposo.
Ya el día es casi mediodía,
hoy la historia no es espiral,
la mañana ya no es color cristal
en el día que no me iría.
El mundo va a enunciar
una fecha nueva a los amores buenos
a los tantos y todos que que son ajenos
y que me incluya, aunque cueste falsear.
o...quizás no cite el mío,
color de fruta madura,
tan cercana que nadie apura
a robarla o echarla al río.
Ya anochecido el día
tornado color oscuro
quisiera dejar un conjuro
del día que no vendría.
Derechos de autor por J. Plinio López S. 27/02/84