Y no es que seas una beldad,
pero el amor te hace linda
eres tan dedicada a mí,
que me siento nada frente a ti.
Me acaricias, me abrazas,
me besas, me amas…
nada tengo que pedir...
porque todo tú me das.
Solo tú, no hay otra mujer igual,
tan joven, tan llena de amor…
¡Muy bella!... nadie se parece a ti
ni en la vida, ni en la cama, ni en la mesa.
En ocasiones llego noche, me apena despertarte,
sientes mi presencia… y me das una sonrisa.
Yo te contemplo mientras cenas conmigo…
¡¡¡Bendito Dios!!! que te puso en mi camino.
Tengo la ropa lista, la mesa servida,
caliente el lecho y a ti, mujer amada…
siempre pendiente de mí,
me enseñas a ser amado.
¡Quiero tu amor para siempre!
pues cuando ya no seas mi sol…
entonces serás mi luna,
¡Y brillarás!…
¡En el firmamento de mi corazón!
Delalma
Lunes, 08 de febrero de 2010