Camilo Gaitán Avila

El necróforo

 

Vertedero de pieles, ascendiendo a llamadas etéreas,

Canción, del profundo silencio, intacta y pura,

Bebo recuerdos de instantes ávidos,

Y si algo no recuerdo no ha existido,

No ago caso a la llamada de sombras,

Que buscan por mis saciar su deliro de noche, en copas de néctar,

Huyo a mi interfecto, soy un ser insomne, un necróforo,

Alimentando mi propia locura, ser anónimo,

Pertenezco a la pólvora de un fósforo,

Átomo mínimo del cráneo existente,

Figura insignificante, ante el fervor humano,

Plante huevos con ensueños más allá del sonido,

De barreras, de carne y piel, pétreas por los sórdido,

Que se estancaron por abismos subterráneos,

Mas allá del profundo…

Envuelto por una placenta de versos,

Hice fecundar, la posponencia,

Quise experimentar en la locura, y no fui yo mismo,

No era mi locura, no era yo mismo,

Ni siquiera experimentaba, era inercia,

Un momento desagradable, que se perderá,

Más allá del profundo… y en cáscaras, dará vientre mi verdadero yo.