La suave brisa me convierte en pájaro.
La hora de la tarde ayuda a pensar que estoy soñando,
y que cerca de mi tumba los cazadores, en duermevela,
colocados alrededor del vino, cantan.
Cazadores y pájaro, lo mismo.
El dibujo gris de mi ventana
habla a mi memoria
como si yo fuera un pájaro que sueña.
G.C.
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