En el espacio sideral se extienden mis escritos.
Viajan lejanos, preñados de sentimientos y emociones, experiencias y vivencias.
Un pedazo de mí se difunde en cada uno de ellos, querido llegar sin resuello, hasta el más lejano lector.
Es mi poesía una lágrima derramada, sangre que en su vertirse, fertilizó la tierra silenciosa, convirtiéndose así en prosa.
Expresión profunda de mi ser soñador, sensible, amante, etéreo.
Grito mudo y profundo de mi garganta errante.
Amor ardiente y sensual que consume mi alma a cada instante.
Desesperación, tristeza, melancolía… extensión de mi armonía disonante, diluida en un canto emigrante.
Esperanza que se extiende en el horizonte primaveral de mis profundas entrañas.
Cascada de sueños que se hacen realidad en el mundo mágico.
Vuelo armonioso y placentero de una gaviota, en medio de las agitadas olas de mi existir.
Es mi poesía un llanto, que se convierte en canto, dando sentido a todo mi quebranto.
Es perfume suave que se difunde, perdiéndose en la penumbra, allá lejos en la tundra.
No hay palabras que puedan describir, qué es para mi el escribir, solo decir, que es el acto en donde puedo realmente ser y vivir.