Rasgado el suspiro de mi alma,
atrapado por las garras
de un insospechado ladrido,
vencido mi corazón
cae desde el balcón de las palabras,
sin ser oído…
Muere el Sol en el génesis del agua,
encapotado el brillo…
Llega el amanecer sin sed ni campanas,
después del olvido…