Hubo un cielo con nubes de algodón,
incertidumbre de un amanecer,
del que tantas veces añoré ser,
el centro motivo norte y razón.
Quería luz de sol mi corazón,
las nubes no vieron la luz nacer,
pudo el frío el calor desmerecer
apagándose el día y su pasión.
Contradictor fue todo para mi,
las nubes desvanecidas como agua,
y ante ellas también me desvanecí.
Fue tal la incompatible unión, que vi
imposible fundirme entre la fragua
de aquel incomprensible frenesí.