Alma Erótica José Luis Agurto Zepeda.

¡No sé por qué tienes que venir a joderme la vida, cuando ya te habías marchado!

Managua, 19 de septiembre 2014

 

Vasta, extensa y profunda,

se asoma tu mirada en mi memoria

y triste vagan mis pensamientos

al encuentro de tus brazos ausentes,

de tus besos ausentes,

de tu cuerpo que ya no calienta mi cama

y de esa sonrisa traviesa

que atraviesa mi corazón.

 

Mi corazón acelerado al impulso de estas neuronas

que insisten en regresarte de ese espacio oscuro

y frío al que te consigné cuando decidí olvidarte.

 

Este dolor que se clava

con tu espacio y tu recuerdo:

con cada palabra que dijiste,

con cada ademán que hiciste,

este dolor que se clava

porque simplemente me jodiste.

 

¡No sé por qué tienes que venir a joderme la vida,

cuando ya te habías marchado!

 

No sé por qué insisto en recordar,

recordar y recordar esas caminatas

con los pies descalzos sobre la arena.

Esas charlas eternas en la banqueta

de aquel parque, de aquel parque,

de aquel parque que tan nuestro fuera.

 

No sé por qué insisto en recordar,

recordar y recordar esas ricas tertulias

de poemas y canciones en Youtube.

Y recordar la puesta de sol en nuestros cuerpos

tirados en la playa, tomados de la mano

y con una quimera a cuesta.

 

Recordar  nuestro cuarto que se hacía hoguera

inmensa hoguera cuando asábamos nuestros cuerpos,

fundidos cuerpos que tragaban nuestro aliento

y nuestras manos presurosas recorrían cada palmo,

cada espacio de  nuestra ardiente piel.

-No quedaba un espacio sin tocarnos-

 

¡No sé por qué tienes que venir a joderme la vida,

cuando ya te habías marchado!