¿Por qué será?
Amor mío, que en esta vida la mentira nos envuelve de feliz dicha, que la mentira pude ser tan dulce como el primer beso que se espera. Y nos atrapa en los suspiros de algodones.
¿Cómo explicártelo?
Es como las azucaradas fresas de los campos, tiernas, dulces que en su textura se encuentra tanta decencia, tanta inocencia, al aroma que desprende al estar tan cerca de la humedad de mi boca.
Mentiras que saben a historia de vida, mentiras que abren puertas a horizontes muy lejanos donde te veo junto a mi tomados de la mano, caminando en los cimientos de lo que un día hablamos.
Recuerdos de todas tus noches en mi presencia de hombre, promesas que solo pienso en el valor de tus palabras, palabritas que poco a poco fui creyendo sin saber de qué hablabas. Palabras que yo entendía que eran por amor, por deseo de mí, por la esperanza de llegar al final de nuestros días.
¡Ha que días, dulces mentiras!
Quisiera borrar el tiempo, quisiera poder ver al futuro, pero es tan imposible como si en tus palabras existiera una sola verdad.
En esta lección la melancolía me cobija y es irónico que fui adicto de tus falacias de amor, que siempre pensé que existía inocencia y ternura, hoy pienso después de tanto tiempo que nunca abra verdad para el amor que siempre estarán presentes pequeñas mentiras en toda relación, inocentes o fatales y también entiendo la certeza de que las verdades duelen en lo más profundo.
Hoy entiendo que para el amor el veneno más mortífero son las mentiras cuando la verdad se presenta a hacer justicia, abriendo los ojos de quien se enamoró de tus dulces mentiras.
Mas entiendo que no todo en tus días de mi fueron mentiras, que reconozco tu gran verdad de tus dulces mentiras, porque a pesar de más allá de lo pasado grandes días feliz viví por ti.
Marc Téllez González