Me enamoré de ti,
sin excusas, sin tiempo
sin ayer, sin final.
Me enamoré de ti
cuando la esperanza
se despedía
en la muerte de una tarde.
Nos encontramos
cuando caminantes
buscadores en el ocaso
del último sueño
para recibir la noche.
Me llamaste, te miré
y te sonrió mi alma
que de amores imposibles
estaba entristecida.
Tendiste tu mano
Para agarrar mi mano
mi destino,
para arrancarme del pasado
Inexistente hoy,
Para devolverme las semillas
con las que sembraré
nuestras ilusiones.
Me dijiste “vivamos una ilusión”,
sonreí ante la propuesta y dije “Si”,
y abrí mi corazón
para que entre tu luz.