En aquella playa solitaria bañada de sal y espuma solo el reflejo de la luna acompañaba nuestro amor. Cuanta pasión desplegada entre besos y caricias, y ella como una inmensa nodriza nos alimentaba con su luz. El murmullo de la olas acompañaba tus suspiros, mientras mis manos de artesano modelaban tu placer. Y bajo el embrujo, de su luz divina, despues de amarnos locamente, dormidos y abrazados nos encontro el amanecer.
TR