Dame, Señor,
Tu santa protección
Para vivir
En sana paz
Conmigo y su destino
De zarzas lleno.
Para alabar
Desde esbelta montaña
Tu obra de gracia.
Quiero, Señor,
Tu mirífico manto
Para sentir
Mi cuerpo libre
De todo sufrimiento
Que lo perturbe.
Y mi alma sea
Océano del bien
No de maldad.