Con delicada oblación
sitúo los dedos
en los azules transversales
que atraviesan la urdimbre de tu lengua…
Considero tender mi respiración
en las líneas de tu silueta
y el manto de tu verbo cubre mi alma,
consiguiendo la trama perfecta…
Siento la ligera circulación de tu silencio
por los pasillos de mi sombra,
puliendo mi calma,
adentrando el temblor de todos mis poemas…
Cubierta por el halo de tu palabra,
adecúo los cristales para enfocar mejor
el punto de inflexión que sin parar
señala mis secretas páginas…