Adónde fuiste pequeño centinela,
en cuál estrella fulgura tu pupila;
yo soy el niño callado que vigila
y a tu asteroide muchas noches vuela.
Por qué escapaste sin decirnos nada,
tu inigualable flor está marchita
y en nuestro corazón se debilita
el rayo azul que ardía en tu mirada.
Te esperaremos hasta la penitencia,
nunca lo olvides, regresa pequeño,
porque hay un niño a la sombra del sueño
esperando la luz de tu inocencia.