Resplandor en tu rostro, bella.
Cuello de trepadora enredadera
cercando tu mora cabellera,
vi subir la copa emperatriz vasta
a tus bordes labiales
y descender la fatal luz de estrella
adorando tus hombros
de rociada hebra iconoclasta/
Ahí se suspende el errante recuerdo
de blancas rosas/
El oído de la montaña silente
capta el temblor en tus pies de nieve/
Las rasurantes garras del tiempo no
pueden con el agua clara
de manantial que se acopló al vientre
tuyo, donde el temblor se adelgaza
en tu vena latiente/
Ebrios terrones salitres
sacuden su alfombra de impureza
al apoyar tus pies de rosa perfecta/
La eléctrica descarga de la selva
lleva tu estampido en sonido/
Magnánima tu luz de farola
que obnubila la sombra.
cuando tus relámpagos abren mis ciegos ojos
al parasol de tus pestañas
reposamos una siesta de amantes
en la prolongada hora de la flor rebelde,
cuando todas las rudas rosas
agrupan su verde raíz
hundidas en tu sombra.