GuillermoO

Encadenado al olvido

 

Estoy sobre la tierra.

Para ser hijo de sus manos desgajadas

y tragar un pan desaliñado que no se brinda fácil,

he multiplicado todas mis muertes.

Mis rodillas han sentido el peso de un adiós,

y lágrimas de muchas cobardías.

Todo el cielo desplumado,

mi sueño en el sueño de la sombra.

Ah, bien sé

que el desierto se completa cada día,

que del error a la verdad hay un pequeño margen,

que no hay venganza más extrema que el aborrecible suicidio.

La tierra es una mujer perdida:

en las márgenes más engañosas de los ríos

pasea sus viejos pecados capitales,

atrapada por el deseo insaciable de la furia.

 

Noche sobre la noche.

Esa luz que vive a veces

es más fugaz que un beso encadenado al olvido.

 

G.C.
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