Fernando de Lira

Arquitecta

Te di tres veces

mi juventud esa noche...

Bajo una pálida luna

mostrándome lo que venía...

y tú, como mujer

de geometría... en silencio.

Miraba tus maquetas perfectas,

esas que seguro soportaban

un terremoto 9.9

las mismas que un día

riendo pintábamos...

¿Cómo le robaste al arte

uno a uno sus secretos?

Los soles nocturnos

aplacaron tus sudores.

Por la ventana veo

la cantina del frente,

y en una vara larga

atadas las bestias, esperan...

Eras el aliento de la mañana

y la última flor que brotaba por la tarde,

llueve y llueve...

La noche oscura

y sin estrellas el cielo.

Querida: de una vez

rompamos el yugo necio.

Creaste un mundo sin mí

donde sólo caben tus fantsías.

Tenías un taller de talentos lleno

venía a darte una noche

de placeres y gozos.

Y con un beso de mármol

me señalaste la puerta...

Mi alma se puso negra

cuando oí tu adiós

frente a la puerta,

¡ no la cierres grité

déjala entreabierta!

Entre la lluvia y mis lágrimas

no vi la carretera...

arquitecta juventud

siempre tu presencia

desnudo mis ojos,

al recordar tu belleza

hice mal en amarte...

No existe respuesta,

apuntaba la aurora,

la niebla invadía...

Villa-Rica... atrás,

adelante... la carretera

en mi cerebro

navegaban las canoas...

tacones estridentes,

palabras ocultas,

seguía ausente...

Me cuesta desprenderme

de tus olores...

Pero prefiero olvidarte

a ser vencido... yo...

derrotaré el olvido.

A mi regreso

fui sembrando el camino

con pedazos de fotos

y anillos.

Hasta la palabra amor

me cansa...

Me preguntaba...

si existían las sombras

detrás de los soles...

Entre mi llanto

y la lluvia

mi visión era cero,

comiéndome la carretera,

comiéndome el recuerdo

de tus besos...

La ciudad se perdía,

bajé un vidrio...

 el viento de la noche

entraba

trayendo tus esencias.

Más fuerte era el dolor,

más duro el olvido...

¡ enamorado, y la dejé

en su lecho!

Miro a mi alrededor

paisajes desnudos,

bosques tristes,

árboles sin brotes

y sin frutos.

Paré:

para acabar con tanta

necedad parda.

Bebí un consomé

de sufrimientos y

un café de nostalgias...

Caminé de regreso

pisando los fracasos

y pregunté:

¿existe una goma

para borrar sufrimientos?.

Me di cuenta...

que hablaba solo...

media vuelta

callado, con dolor.

¡Al retorno!

Arquitecta y pintora,

guarda tus pinceles...

Puedes en un descuido

pintar de colores

a tu propio verdugo.