Deja atrás el disfraz de finas prendas,
y viste tu cuerpo/ con tu delineada silueta,
la de tu piel desnuda/ esa que arrendas
y tan solo la cubres -con el traje de Eva-.
Que la naturaleza ha ceñido a tu figura,
que es un mar de amor y de dulzura/
donde feliz navega el errante marinero/
extasiado por la esencia, de flores de enero.
¡Desnuda! genuina creación, de magistral belleza/
que a los ojos del cielo embelesa,
por el trazo perfecto, eres un bello monumento/
que en los brazos posa por un momento.
De radiantes encantos, te dotaron felices
y elegante tu luces/ por sendas del amor
donde te mueves y seduces, con protocolos
que induces, en el raciocinio del corazón.
Con pausas produces, admiración de los dioses/
cuando despacio caminas, el tiempo se detiene.
Sobre tu piel las manecillas/ consumen los días
y las noches, en el silencio se mantienen.
Desnuda en el vaivén de tus caderas,
se pierden miradas: sigilosas, inocentes,
que murmuran palabras sin censura/
y provocas la avaricia, de seguir en tus cimientes.
De ti; de tu piel mujer desnuda…
que libre seduces con tus manos, labios enajenados/
por el néctar de prohibidas flores,
que juegan al amor de todo ser amado.