¡Morena, hunde el puñal de nuestro amor!,
hasta tocar mi carne y mis entrañas
anoche; hablamos lenguas muy extrañas
morena mía; forja tu valor,
con las gotas nacientes del sudor
infinito e impecable, cual cenizos
soles; ¡morena de tus bellos rizos;
a nacido en Belén, una estrella!;
tan próxima a tus albas y deja huella
al correr por tus aguas de bautizos..
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John Morales Arriola