Él, fantasma furtivo . De flores secas, de dolor exaltado.
Hombre de piel de arena, macabra mezcla de silencio diabólico.
¡Ah! De volver a verlo, sonreiría entre sábanas blancas y ciudad ardida.
Faroles de luz mortecina, calor de piel, flor de margarita.
De un ginebra, de un cigarro, de angustias lágrimas y sosiego urgente.
Podredumbre insólita, entrañas malheridas y gritos silentes.
¡Pobre alma melancólica y doliente!
La luna taciturna arrastró su memoria triste...
Con los ojos entreabiertos y los labios destrozados,
hemos muerto. Con los pies difuntos y marchitos nos hemos arrastrado.
Mortal siniestro, desahuciado aliento.
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