(Soneto)
Como el perfume de una rosa embriagas
amor de ayeres, de azulado encanto
haces vibrar tu voz, tu propio canto
en un adiós que huele a despedida.
Arrastras voces de mieles y agonías
con ventanales de angustias y de penas
son almas puras, frágiles y buenas
que sepultaron la ilusión perdida.
No te vayas amor, mi llanto escucha
desde estos tristes y desolados muros
embriágame de nuevo con tu aroma.
Necio es aquel que por su amor no lucha
o hace del corazón puerto seguro
antes de dar su amor a otra persona.