De mis labios brotan los silencios endulzados que se mecen y alternan abrazados a las breves melodías del entorno, sus armonías se confunden en el misterio de la belleza adormecida, cautivando pasiones abrasadoras en su centro…
Me envuelven las quimeras del encanto y la inocencia, desplegadas en las mañanas aguerridas del invierno, engalanadas con el soplo de las brisas gélidas y el manto blanco de la aurora; son placenteras melancolías que mueven e incitan nobles esplendores alumbrados bajo la esencia de la fantasía oculta…
Las efímeras palabras de la gente se diluyen junto con las mías, indignas e insignificantes para envolver la nobleza de una tierna soledad, empobrecidas y obsoletas para el magnánimo oído del mundo…
Soy vagabundo empedernido, me muevo en toda libertad junto con el murmullo de rostros andantes y en el silencio de los atardeceres, sin apuro. Mi andar es mesurado, sin destino conocido, bordeado de amores imprevistos y sueños en flor…
Soy sombra añeja que vive de placeres invisibles.
JAIRO DE LA CRUZ
22 DE SEPTIEMBRE 2014