Y llega otra noche, pero llega sola,
Allá en otra luz se quedó su presencia,
Sólo regala silencio y tinieblas,
Y yo quedo inserto sobre mi insolencia.
Insolencia de pretendiente lacayo,
Olvidando que eres la princesa,
Tú la bella y yo la bestia... que se besan,
Sólo en cuentos imaginarios.
Acallo ahora el corazón que irreverente,
Lanzó la insinuación de algún anhelo;
Pretendió cual anfibio en algún beso,
Transformarse en tu príncipe y amante.
(Vozdetrueno)
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