Cerca de un banco paseaban,
doña Cleotilde y su esposo,
era el tiempo del mundial
que a nadie daba reposo.
-No me lo hubieran creído
si de paseo vengo sola,
y ver que están practicando
hasta en el banco ¡la ola!
-No es la ola esposa mía,
ven a verlo desde lo alto
lo que sucede en el banco,
es otro cotidiano...¡asalto!