No eres mía como la flor que tomo del rosal ajeno,
ni como luz fugitiva en la estela de un cometa,
eres más como la risa que se entrega sola a una caricia
o manantial que besa una orilla del labio mío.
Porque tu corazón es de resguardo
y se posa detrás de un vitral provocando sueños.
Porque nadie entra a tu vida sin que le abras las puertas.
Por eso no eres mía como propiedad completa.
Eres mía como algo de mi pero sin dejar de ser tuya,
como luna que brilla con luz ajena,
y asi, con tu alegria yo estoy contento.