Plinio López

Rendido


Nunca pude saber en que momento
tus ojos, faroles de mi destino,
marcaron un sendero repentino
en que convergen nuestros sentimientos,

que van engalanados en alarde
mostrando a todos tan envanecidos
que por ellos cuerpo y alma han fundido
en un hechizo el sábado en la tarde.

La mirada en tus ojos color miel
basta por rendirme y caer ante ellos,
que al alma encandila cual mil destellos
opacando todo vestigio de hiel.

Ya rendido eterno ante todo encanto
toma de mi todo cuanto has pedido,
mi vida entera y aun lo no vivido
y toma estos versos que aquí te canto.

 

Derechos de Autor por J. Plinio López S.