Estuvimos juntos en aquella noche
nada es igual, ni las mesas
ni el humo del cigarro,
¡nada es igual…!
Ni tu seno en mi mano
ni tu boca en mi labio
-qué detenido instante-
Entre nuestras miradas
y el silencio constante
cuando te acariciaba la espalda
perdiéndose mi lengua entre tu cuello
y tu oreja…
nada fue igual cuando observaba tu baile
exótico y sensual,
-nada fue igual-
Cuando tus prendas íntimas
caían sobre mis manos
mirándote desnuda en esa noche
nada fue igual al sentir cerca de mí
tu cuerpo helado
y, calentarlo con mi mano ardiente.
Después. Ese maldito después
que me carcome y arde
al despedirme -lo sé- con un beso
que acaricie tus labios
porque no será igual
a mi regreso…