Antonio Manuel Pereles

LA DAGA DEL OLVIDO

Delgada y fina espada la que me clavas hoy,
mas muerte le estas dando a mi entregado ser.
Si por amarte así, como premisa única,
de forma atormentada por tu capricho vil,
le das muerte certera a mi alma y a mi cuerpo;
maldigo cada beso que de pasión te di,
maldigo cada palmo de tierra que has pisado,
cada caricia tuya, y todas tus miradas,
maldigo lo que fuimos, maldigo, ya, vivir.