Abuelito, ¡qué palabra tan bonita
cuando nace de la boca primorosa
de una niña tan mimosa y tan chiquita!
Cuando pruebas el perfume de una rosa
y el efluvio de la flor sube y excita.
a ese viejo corazón que ya marchita,
o musita cual gusano y mariposa.
Cuando escapa de la mano de su madre
y corriendo hacia ti viene con tanto ahinco,
coge impulso y sin dudarlo pega un brinco
a tu cuello, y piensas que el cielo se te abre.
Y te abraza y besa y repite: abuelito.
Y tu sientes te da vueltas la cabeza,
y la aprietas, gracias dando al dios bendito
por haberte permitido tal riqueza.
Felicidad es el mimo de una niña
que te dice “abuelito yo te quiero”
suave y dulce como el zumo de la piña
para tu corresponder “por ti me muero”.