Leve aletear de mariposas...
en la piel tal vez sutil reminiscencia,
conciencia breve de un recuerdo perdido.
Memorias amarillas de un cuento sin final,
de notas que escribieron tan sólo a la mitad
la melodía de una canción triste.
Gotas de rocío que se evaporaron
en un amanecer que quedó lejos,
perfumes perdidos en un estío
a la sombra de algún árbol,
el contacto olvidado de unos labios
que ya no besan aquellos otros tan besados.
Poemas con la tinta borrada
que quedaron guardados al descuido
en un cajón trabado...
colores de otra primavera,
igual a ésta
y a la vez tan opuesta
tan distante en el tiempo,
que tal vez existió sólo en la mente,
porque hoy no sé si fue real
o la fantasía que se teje
en noches desoladas
para inventar un sueño
que no nos de miedo
al cerrar los ojos.
Para huir del infierno
y ponerle un disfraz al desvelo.
Para no morir de silencio,
para no desangrar de angustia
para no sucumbir de tedio.
El corazón no sabe...
el corazón no aprende,
el corazón no entiende,
lo que la cabeza repite
constantemente,
mañana, tarde y noche,
como gotas de lluvia
que caen y taladran,
con la rutina de las horas
que pasan y se gastan,
en un retumbar de voces
que el oído desconoce...
y que la boca calla.
Y ahí estás...
tan esperado y soñado...
tan conocido entre desconocidos,
ahí, mirándome con tus ojos agrandados
por el asombro de descubrir
que soy algo más que olvido para ti.
Y vuela la caricia
que se pierde en el aire,
que pasa casi inadvertida
por quien no captó
ese gesto cómplice,
esa mirada oscura
que se sumerge
en lo aún más oscuro
de su propia noche.
Pero la vida que existió...
hoy ya no existe.
Y está muerta la mujer
que alguna vez
sintió que la pasión
encendía su piel
cuando tus manos
en un descuido,
siempre casi sin querer,
rozaban apenas
el cuenco de sus manos.
Así que está bien...
toma el picaporte de la puerta
que afuera te está esperando
ese presente que no tiene mis labios,
a quien seguro también
se le estremece la piel
y el alma a tu contacto.
¡Ya basta para mi!
Yo, me quedo aquí,
hoy no te acompaño...
cierra bien la puerta por fuera,
tengo que echarle llave
al cofre del pasado.