I
Tu belleza duerme aquí
soñando en este lugar
que trata de desahogar;
en un oscuro turquí
que yo en ti lo sentí,
el sueño que te he dejado
y que yo nunca he olvidado,
que yo lo voy a cortejar,
pues nunca te he de dejar
aunque me hayas olvidado.
II
¡Vamos, regresa a mi lado!
¡Vamos, jamás te hice nada!
Si he escuchado esa balada
en la que tú me has hablado,
deja tu encanto enterrado
que sólo es mi perdición,
al perder tu corazón,
en el que dejé mi amor
al imponer mi labor
antes que fiel ilusión.
III
Te prometo sin rencor
terminar con este mal,
que me vuelve un animal
y me cautivó tu amor.
Perdido en un gran temor,
olvidado en la demencia,
suplicando por clemencia,
pidiendo a tu corazón
dejarme pedir perdón
por mi falta de congruencia.
Autor: Andrés V.