Simples habitantes silvestres de la mente, simples parasitos acostumbrados a un mecanismo pasado de año y a ruedas que dejaron de girar porque yo falto en la nada, y la nada falta en el mundo donde los valores supremos fueron superados por un cristianismo de doble moral, que hiere con espada desenvainada, absueltos por su ingenuidad y perdonados por su devocion.